Luis Eduardo Martínez: «Los grandes retos de Acción Democrática»

Luis Eduardo Martínez: “Hasta el infinito y más allá”

Este 13 de septiembre conmemoraremos el 81 aniversario de Acción Democrática. Recordaremos ese día al multitudinario mitin que en el Nuevo Circo de Caracas marcó el inicio a la vida pública del partido político que en palabras de Rómulo Betancourt “nació para hacer historia”. Siendo exactos, la organización se constituyó el 11 de mayo de 1941, en la casa de habitación del maestro Rómulo Gallegos, oportunidad en la cual se eligió la primera Junta Directiva que, además de Gallegos, integraban Andrés Eloy Blanco, Luis Mosquera, Julio Ramos, Luis Lander, Ricardo Montilla, Juan Pablo Pérez Alfonzo, Arturo Briceño y Luis Beltrán Prieto Figueroa.

Desde la clandestinidad, la resistencia, la oposición y el gobierno, el “Partido del Pueblo” forjó a lo largo de estas décadas una nueva nación que hoy más que ayer demanda de su liderazgo, de su liderazgo colectivo preciso, para construir el mañana diferente que merecemos.

Fueron muchas las dificultades que enfrentaron los fundadores, incontables los riesgos de los combatientes contra la dictadura que sufrieron exilio, cárceles, tortura y muerte y allí entre tantos se tiene el sacrificio de Leonardo Ruiz Pineda, invalorable la gestión de los gobiernos de la Junta Revolucionaria, Gallegos, Betancourt, Leoni, Carlos Andrés Pérez, Lusinchi y de numerosos gobernadores y alcaldes militantes de Acción Democrática, denodados los esfuerzos de miles de dirigentes y activistas que ayer y hoy desde las limitaciones de la oposición se empeñaron y nos empeñamos en convertir sueños en realidades.

Con orgullo enarbolamos un hermoso pasado que debe inspirarnos para los tiempos venideros, llamados a ser protagonistas si asumimos los grandes retos que tenemos por delante que entre otros mencionamos:

  • Reconectarse con los de abajo, con los desposeídos, los que menos tienen que hoy son inmensa mayoría incluida la clase media depauperada y los millones que se ha marchado.
  • Nuevas tesis que se correspondan con la visión original pero que reflejen las realidades del presente y la procura de un futuro distinto.
  • Una propuesta para Venezuela que, en concordancia con las nuevas tesis, realizado un riguroso diagnostico-país, defina tan detalladamente como sea posible las políticas y acciones a implementar para el cambio que demandamos y merecemos los venezolanos.
  • Organización del nuevo milenio que sumada a la estructura tradicional garantice la incorporación de los más jóvenes y de centenares de miles que abjuran del quehacer político.
  • El encuentro por las bases que termine de una vez con la absurda separación entre quienes comulgamos en una misma fe – la de la democracia, la libertad, la defensa del voto, la redención social- y otrora marchamos juntos por idénticas causas e iguales banderas coreando el “Adelante a luchar milicianos”.
  • Unidad opositora, única vía posible para derrotar al régimen en los próximos eventos electorales. Lo contrario sería criminal y más allá de una derrota cantada significará la sepultura de aquellos que se pongan al margen.
  • La conciliación nacional, el entendimiento como garantía de paz, que nada mas importante, sin excluidos, sin perseguidos, sin perseguidores.

Venezuela puede ser el mejor país del mundo y Acción Democrática puede y debe liderar el proceso de llevarlo a tal.

En palabras de Alberto Carnevalli, suscribiendo comunicado del CEN clandestino en diciembre de 1952: “Al lado de los demás partidos, Acción Democrática tiene señalado – por su inflexible trayectoria revolucionaria y por su capacidad combativa- un papel primordial en esta decisiva cruzada de la liberación nacional” que de eso se trata.

Somos la esperanza para alcanzar una “Venezuela libre y de los Venezolanos”.

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