Los Palmeros de Chacao, es una tradición que suma 246 años, subiendo al corazón de El Ávila. Todo comenzó a finales del siglo XVIII y marca el inicio de la Semana Santa en Venezuela, recordando el pasaje bíblico de la entrada de Jesús a Jerusalén.
Pero en nuestro país El Ávila, ese emblemático pulmón vegetal caraqueño, cobija a los devotos, quienes y bajando con sus palmas para recibir la ansiada bendición; reseña El Carabobeño.
Los palmeros reviven la bajada tras dos años a media máquina debido a la pandemia del COVID-19. La tradición ganó la declaratoria de Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad por parte la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 2019.
LOS PALMEROS CONTRA UNA EPIDEMIA
En la víspera de Semana Santa del año 1776, una epidemia arropaba a la capital de Venezuela. La enfermedad cobró la vida de cientos de habitantes de la zona de Chacao.
Es entonces cuando el párroco de la Iglesia de San José, padre José Antonio Mohedano, oraba incesantemente para que la peste se alejara de su feligresía.
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Durante una eucaristía el párroco Mohedano, pidió a sus feligreses que mandaran a sus peones a subir la montaña (El Ávila); y trajeran las palmas reales para el Domingo de Ramos. Estos escalaron el cerro entre plegarias y oraciones para que la enfermedad desapareciera.
Transcurrieron tres días para que los trabajadores de las haciendas repartieran las hojas en las casas de las familias afectadas. Llegó el Domingo de Ramos y todos los enfermos sanaron; así esta tradición de traer las palmas de la montaña trascendió de generación en generación.
TRES DÍAS EN LA MONTAÑA
En relación a la actividad este 2022, al secretario de la Asociación Civil Palmeros de Chacao, Richard Delgado, explicó que «antes se subía hace una semana, venían palmeros de Petare, de Baruta. Estamos hablando de los años 1960. Después con la modernidad y se crea el instituto nacional de parques eso cambio y ahora los palmeros suben el día miércoles y bajan el sábado 9 de abril”.
En los ojos de Delgado, se puede observar el amor y la pasión por lo que hace; y es que busca que el legado dejado de generación en generación se mantenga por muchos años más.
“La primera esencia para que las tradiciones se mantuvieran en el tiempo y fuera reconocido como buenas prácticas nos preguntaban en los talleres de la Unesco es el árbol de los problemas, que nos veía la gente, nos ve como gente de amor, nuestra primera tradición es la montaña, nuestra familia, el amor a la familia a nuestros ancestros, ese es nuestro gran secreto” “Es el amor a la familia donde está el amor a la palma bendita” agregó.
La experiencia de subir a buscar la palma y luego ser recibidos en la entrada de Sabas Nieves en Chacao, es una experiencia maravillosa que Delgado describe como una tradición familiar.
“Está tradición tiene un despliegue en expansión de mucha participación, tanto de mujeres como niños, madres, padres y abuelos”, aseguró.
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