Venezuela, el tercer país de América con el mayor número de embarazo adolescente

Venezuela, el tercer país de América con el mayor número de embarazo adolescente

Ubicada en el tercer lugar, Venezuela forma parte del podio de embarazo adolescente en América, según las estadísticas manejadas por la Organización Mundial de la Salud para 2019, fecha más reciente del informe.

«Un estimado de 8 de cada 100 niñas, entre 15 y 19 años, tienen un embarazo adolescente en Venezuela», diagnostica Lila Vega Scott, médico pediatra de la Universidad Central de Venezuela, especializada en salud sexual y reproductiva.
Vega Scott basa su opinión en dicho informe y asegura que en proporción, ese drama quiere decir que «en cualquier liceo del país habría, al menos, una menor de edad embarazada».

Los números de la OMS dibujan también un mapa dramático para Nicaragua, situada en el primer escalón con una relación de 10 de cada 100 niñas, y Honduras, con la segunda posición, con 9 de cada 100.

Se trata de una realidad desoladora que, en contraposición, distingue a Canadá como el país con menos casos en el continente, con 1 de cada 100. San Cristóbal y Nieves, un territorio antillano del Caribe, y las Islas Bermudas guardan similitud numérica con el país del norte.

La especialista aclara que, regularmente, el segmento de mujeres entre 15 años y 19 años toma la decisión de ser madres creyendo que es la única manera de realización personal.

EMBARAZARSE NO ES EMPODERARSE

La realidad del embarazo adolescente resulta más contundente en el segmento femenino que va de 9 años a 14 años.

Se trata de niñas y jóvenes que, según Lila Vega, se han convertido en madres no porque lo hayan decidido sino porque, en la mayoría de las situaciones, han sido víctimas de abuso.

En casi todos estos casos, la decisión personal de ser madres no responde a la convicción de lo que ahora llaman empoderamiento femenino. Más bien, obedecería a la negativa construcción social de género, que enseña a la mujer que su gran propósito es parir niños. Esto se da, sobre todo, en zonas rurales.

«Educarse sería un elemento de impacto positivo en el diferimiento del embarazo», resume la pediatra con estudios en neuropsicología y psicología de la salud.

ALERTA GUARENAS Y GUATIRE

En cuanto a la cantidad de mujeres embarazadas en la Gran Caracas, estadísticas propias de PLAFAM, una institución de planificación familiar, dan cuenta de 12 mil 675 consultas atendidas, entre septiembre de 2021 y junio de 2023.

La planificadora Rosa Torres, especialista de la Unidad de Educación de esa organización, indica que de ese total, 2 mil 537 casos correspondieron a adolescentes entre 15 años y 19 años. Es decir, 20%.

Para ese mismo período, Torres resalta los 143 casos de embarazos de niñas entre los 9 años y los 15 años de edad. Esto habla de hasta 1, 12% de menores que, en su experiencia de vida, se vieron forzadas a combinar los juegos propios de su infancia con el rol de criar a un ser humano.

La vocera de PLAFAM expone que gracias al trabajo interinstitucional con el Fondo de Población de Naciones Unidas (FPNU) se determinó que en la mayor procedencia de embazados no planificados se ubica en Guarenas y Guatire, ciudades del estado Miranda.

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Esa realidad estaría asociada a la falta de acceso a información de educación integral y sexualidad. De ahí que PLAFAM haya adelantado una alianza con la alcaldía del municipio Zamora, cuya capital es Guatire, creando promotores de la salud sexual.

PLAFAM es una institución creada en 1986, en Caracas, cuyo objetivo es contribuir con el ejercicio pleno de los derechos humanos en el área de la salud sexual y reproductiva de las personas.

En sus diferentes sedes en Caracas (plafam.org.ve) se dedica a abordar la salud integral de todas las personas e incluye servicios de despistaje de cuello uterino y cáncer de próstata. Además, cuenta con una atención exclusiva para los adolescentes a quienes considera vulnerables en relación con el tema de la salud reproductiva.

LA EDAD PARA SER MADRES

En términos emocionales, la doctora Lila Vega Scott no identifica una edad ideal para ser madre. Pero, en ese sentido, tiene una sugerencia que hacer a población femenina.

«La mujer que se sienta competente, que sea interdependiente y no dependa de otra persona, tiene mejor condición emocional para la maternidad».

Sobre las condiciones biológicas, considera que una mujer se expone a embarazos de alto riesgo cuando supera los 35 años de edad, en idéntica medida cuando decide ser madre antes de los 19 años.

El esplendor del desarrollo físico para ser madre sería entre los 24 años y los 30 años, según especifica.

LA EDUCACIÓN, EL PRESERVATIVO MÁS SEGURO

El preservativo más seguro para evitar los embarazos adolescentes sigue siendo la educación. Lo cree Lila Vega Scott, también miembro de la Red de Padres, Madres y Representantes, una organización creada para que la familia acompañe a las escuelas en la formación de los hijos.

«Asumir activamente la escolaridad protege a las mujeres menores de edad porque les facilita diseñar un proyecto de vida, más allá de la opción de ser madres tempranamente», opina.

El drama es que educación no es vista como un pasaporte a una calidad de vida superior en gran parte del continente, donde la población más vulnerable supone que estudiar no garantiza un trabajo profesional al corto o mediano plazo.

Se cree que la gran meta de vida para los varones es la de convertirse en proveedor del sustento familiar, mientras que la función primordial de las hembras sería la maternidad. No importa si para cumplir con esas enseñanzas deba evitarse el ingreso a la escuela.

IMPORTANTE SABER

Que una organización o instancia de gobierno den dinero o bonos a las madres, adolescentes o no, sin condicionarlo, no disminuye el embarazo; más bien lo aumenta.

Se ha comprobado que asignar ayudas económicas podría funcionar, pero solo si ese beneficio queda supeditado al rendimiento escolar del menor, su asistencia a la escuela o al sitio de trabajo.

Los programas supervisados de pasantías en empresas operan a favor de las madres adolescentes. Trabajar provee de un proyecto de vida. La escolaridad completa difiere los embarazos.

No toda persona, aunque sea familia, está en capacidad de transmitir información correcta a un menor. De ahí la importancia de acudir a especialistas.

Deben preferirse los servicios de atención de salud amigables con el adolescente. Y evitar que las embarazadas escuchen sentencias recriminatorias como: «Qué haces aquí, tú no tienes edad para esto». Es más conveniente un profesional de la salud respetuoso que las oriente en el cuidado de su salud sexual y reproductiva.

Recibir orientación adecuada sobre salud reproductiva posterga el inicio de las relaciones sexuales con consecuencias no deseadas.

Los menores tienen derecho al placer, pero también deben entender que desconocer o desatender los riesgos trae consecuencias que deben asumir, las quiera o no.

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