Emmanuel Macron, presidente reelecto de Francia, indicó que la «cólera» de quienes votaron por su rival en las elecciones presidenciales celebradas este domingo debe ser escuchada.
En un discurso modesto dijo que «dejó de ser el candidato de un partido para convertirse en el presidente de todos»; se comprometió a «escuchar el silencio» de los abstencionistas y «la cólera» de quienes optaron por su rival y prometió abrir «una nueva era» con una «nueva ambición».
Al pronunciar el discurso frente a la Torre Eiffel, llegó de la mano de su esposa Brigitte y rodeado de un grupo de niños entre las notas del Himno a la Alegría; el mismo himno europeo que eligió hace cinco años frente al Museo de Louvre.
El presidente limitó la ceremoniosidad de 2017 y reconoció que el resultado de esa noche pone de manifiesto «un país lleno de dudas»; y prometió trabajar para darles una respuesta.
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Este domingo Macron se impuso con claridad en la segunda vuelta de las presidenciales a la ultraderechista Marine Le Pen, que firmó su mejor resultado en unas elecciones, pero fue insuficiente para acceder al poder, reseñó EFE.
El liberal, de 44 años, superó el 58 % de los votos pero vio como se evaporaba la mitad de la ventaja que hace cinco años le permitió ganar la Presidencia, lo que muestra las heridas abiertas en un país por un periodo marcado por las crisis, desde los «chalecos amarillos» a la pandemia.
Otro signo inquietante es la baja participación, con una abstención en torno al 28 %, la más alta en medio siglo en una segunda vuelta, solo superada por las presidenciales de 1969, marcadas por la retirada de De Gaulle tras las revueltas estudiantiles del año anterior y por un claro llamamiento a la abstención de la izquierda.
Finalmente, Macron agradeció en su discurso a todos los militantes y voluntarios que lo acompañaron desde el principio de la campaña.
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