El salario mínimo juega un papel importante en la calidad de vida en América Latina. Pero también influyen factores como el acceso a la salud, la vivienda, la educación y los servicios. Además de la composición de la canasta básica. Por esa razón en algunos países tanto el ingreso como el desarrollo social van de la mano y en otras hay asimetrías importantes.
A pesar de la recuperación económica en el mundo tras la pandemia de COVID-19, América Latina presentará un crecimiento bajo y lento. Esto, de acuerdo con las estimaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la CEPAL. Eso repercutirá en los bolsillos de millones de personas en la región y afectará la forma en que accede a mejores condiciones laborales y de vida.
Aunque cuenten con políticas públicas enfocadas a remediar el problema, estos organismos identifican que los principales retos en América Latina son la creación de empleo, la inversión en el área educativa, la inestabilidad social y la protección a los grupos vulnerables. Mantener a flote el salario mínimo se volvería así una prioridad, reseñó Infobae.
SALARIO MÍNIMO VS DESARROLLO HUMANO
Cabe destacar que el salario mínimo de un país influye en el nivel de calidad de vida y en el índice de desarrollo humano (IDH). Este indicador, calculado en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se enfoca en determinar cómo progresa cada nación en materia económica y social.
Sin embargo, en algunos casos los ingresos se corresponden con el IDH como en Costa Rica. En este país, el salario mínimo de USD 603 mensuales lo convierte en el país mejor remunerado de la región; de acuerdo a las estimaciones de Statista y Bloomberg. La relación es directa entre los ingresos y el desarrollo humano definido en un nivel “muy alto”. Conforme al PNUD y su informe regional de 2021.
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El segundo lugar en la lista de los salarios mínimos más competitivos lo obtiene Uruguay, con USD 540, y un IDH también “muy alto”. Chile se perfila como el tercero, con USD 475. Y Ecuador como cuarto, con USD 450, ambos tienen un IDH “alto”. Guatemala, con USD 403, se asegura un lugar medio en el mapa del PNUD. Pero con el uno de los rangos más bajos en desarrollo humano.
Venezuela está en el fondo de la tabla con USD ocho al mes; aunque su IDH es alto. El patrón se repite en Argentina, penúltimo país de la lista que aparece con USD 189, uno de los salarios mínimos más bajos de la región; sin embargo, su IDH es “muy alto”.
La disparidad entre ingresos y desarrollo en estos dos países llama la atención de distintas organizaciones mundiales. En el caso argentino se ha registrado un mayor acceso a la salud: por ejemplo, es uno de los pocos estados en los que se aplica la vacuna contra Virus del Papiloma Humano (VPH) en niños. El resto de naciones carecen de un esquema de vacunación de este tipo. Esto aumenta la calidad de vida frente a otros territorios con mayores ingresos, según el BID.
Como ejemplo de la disparidad mencionada, México tiene un nivel “alto” de desarrollo humano pese a ganar USD 325 en el salario mínimo. Una de las principales es la pobreza extrema en 249 municipios debido a la centralización de la economía en las principales urbes, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Le siguen Perú, con ingresos de USD 269, y Brasil, con USD 250; ambos comparten el IDH mexicano. Colombia, con sueldos de USD 242, rompe la regla al tener un desarrollo “alto”.
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