El intercambio bilateral, a pesar de los altibajos de las últimas décadas, alcanzó en 2008 un récord de 7.200 millones de dólares, pero el deterioro de la relación derribó en más del 90 % las cifras del comercio.
En 2013, año de la llegada al poder del presidente Nicolás Maduro como sucesor de Hugo Chávez, el intercambio comercial cayó a 1.846 millones de dólares, tocó fondo en 2017 cuando se retrajo hasta los 116,4 millones de dólares y el año pasado fue de 268,6 millones de dólares, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), de Colombia.
Esta realidad debe empezar a cambiar con la reapertura total de la frontera de 2.219 kilómetros, cerrada al tráfico de vehículos desde agosto de 2015 cuando Maduro, con el pretexto de una operación contra supuestos paramilitares, expulsó del lado venezolano a más de 20.000 colombianos.
A esa decisión le siguió el 23 de febrero de 2019 la ruptura de relaciones diplomáticas y consulares ordenada por Maduro en medio de las tensiones con el entonces presidente colombiano, Iván Duque, por su apoyo al líder opositor venezolano Juan Guaidó.
Sin embargo, la llegada a la presidencia de Colombia de Gustavo Petro abrió la posibilidad no solo de restablecer esos vínculos, comenzando por el nombramiento de embajadores, sino de reabrir totalmente la frontera el próximo lunes y con ello el comercio.
Petro y Maduro han puesto el pie en el acelerador y el presidente venezolano afirmó el pasado 9 de septiembre que calcula que con la reapertura de la frontera “pudiéramos llegar a 2.000 millones de dólares de intercambio comercial”, mientras que el embajador de Colombia en Caracas, Armando Benedetti, pronosticó que se llegará a los 10.000 millones de dólares en un plazo que no especificó.
“Ya no es como antes, las cosas han cambiado, qué bonito tener buenas relaciones con Colombia y poder hablar con sinceridad, reivindicar la historia gloriosa que nos vio nacer desde la espada del Libertador Simón Bolívar”, considera Maduro, evocando al prócer de la independencia que veneran tanto él como Petro.
En ese acercamiento, los dos países acordaron también que el Gobierno de Maduro tomara el control de la petroquímica Monómeros, ubicada en Colombia y filial de la estatal Pdvsa, que desde 2019 estaba gestionada por el grupo opositor que lidera Guaidó.
Pese al entusiasmo de las partes, los expertos advierten que todavía hay camino por andar porque la interrupción de los últimos siete años y la crisis venezolana dejaron problemas que es necesario resolver, de tipo logístico, migratorio, aduanero, fitosanitario y de seguridad, entre otros, para que el comercio bilateral vuelva a fluir.
“Lo que viene ahora es la reapertura de la frontera, pero en el tema de comercio bilateral todavía no se ha definido cuál es el marco jurídico que va a regirlo”, dijo a Efe el presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex) de Colombia, Javier Díaz Molina.
El dirigente recordó que Venezuela ya no hace parte de la Comunidad Andina (CAN), de la cual concluyó su retiro en abril de 2011, y en consecuencia el intercambio con arancel cero que se hacía antes entre los dos países ya no existe.
“Hay que ver cuál es el marco jurídico, si se va a trabajar a través de la Aladi (Asociación Latinoamericana de Integración), si se hará un acuerdo de complementación, un acuerdo de alcance parcial. Esa definición hay que darla para poder tener esa claridad sobre cómo son las reglas de juego del intercambio”, explicó Díaz.
El presidente de Analdex agrega que no basta con buenas intenciones pues hay que tener en cuenta la realidad económica de Venezuela, golpeada por años de crisis.
“Venezuela, del 2013 al 2021, bajó en un 75 % su Producto Interno Bruto, entonces esta Venezuela de hoy no es la misma de 2008 (…) La Venezuela de hoy es la cuarta parte de lo que fue en el 2008”, afirma.
Díaz explica que también hay que definir el marco jurídico en materia de pagos ya que a muchos exportadores colombianos Venezuela todavía les adeuda mercancías compradas hace más de diez años.
Según dijo recientemente el ministro de Comercio de Colombia, Germán Umaña, esa deuda que llegó a ser de 1.300 millones de dólares actualmente es de unos 300 millones de dólares y se trabaja para que sea saldada oportunamente.
Mientras tanto en Cúcuta y otras localidades fronterizas que viven del comercio, la gente espera ansiosa la normalización de los flujos de personas y de mercancías entre los dos países.
“Esperamos que la reapertura no sea simbólica sino real (…) es el replanteamiento de unas relaciones que se han cortado pero la hermandad y la integración están vivas”, dijo a Efe el director regional de la Federación Colombiana de Transportadores de Carga por Carretera (Colfecar), Leonardo Méndez.
EFE
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