En las últimas semanas se han avistado ejemplares de la Fragata Portuguesa, Agua Mala o Carabela Portuguesa en las costas de los estados Aragua, Falcón y Carabobo, según el Ministerio de Ecosocialismo (MINEC).
Esto ocurre justo en la Semana Santa, cuando miles de temporadistas acuden a las playas que se encuentran en esas regiones. Razón por la que autoridades hacen un llamado a tener precaución con la aparición de estas especies.
Recientemente, el Ministerio de Ecosocialismo emitió un comunicado para advertir que esta especie marina, que posee colores entre violeta y rosado transparente, tiene una peligrosidad muy alta, y el roce con sus extensos tentáculos puede tener consecuencias muy graves para la salud de las personas.
En Venezuela siempre ha existido esta especie, pero en escasas oportunidades puede verse. La Fragata Portuguesa se mueve a merced de las corrientes superficiales, cuya presencia en las costas mencionadas podría estar relacionada con la dirección y velocidad de los vientos, la temperatura de la superficie del mar y otros factores ambientales que dificultan el desarrollo de modelos predictivos para prever su presencia.
Pese a que tiene apariencia de medusa, la Carabela Portuguesa es en realidad un organismo colonial cuyos individuos se especializan para mantener viva la colonia, según explicó Gustavo Carrasquel Parra, director de la organización Azul Ambientalistas, a través de su cuenta en Instagram, donde notificó que los días 1 y 2 de abril esta especie fue vista en Playa Grande, ubicada en Choroní, estado Aragua.
Esta es una agrupación de hidroides (colonia de animales) que se dividen el trabajo: el neumatóforo es la parte que flota o vela, los gastrozoides se encargan de la digestión, mientras que los dactilozoides se ocupan de detección, defensa y captura de presas y los gonozoides de la reproducción.
La Fragata Portuguesa está formada por una vela gelatinosa de entre 15 y 30 centímetros que le permite recorrer los océanos impulsada por los vientos, las mareas y las corrientes marinas, mientras que del cuerpo central cuelgan numerosos tentáculos que le sirven para atrapar a sus presas y que extendidos pueden llegar a medir hasta 50 metros, aunque normalmente tienen una extensión de unos 10 metros.
Los tentáculos están provistos de cápsulas urticantes denominadas cnidocitos que pueden paralizar a un pez grande y afectar seriamente al ser humano. El veneno tiene consecuencias neurotóxicas, citotóxicas y cardiotóxicas, de acuerdo con Gustavo Carrasquel.
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