Uno de los actores infantiles más reconocidos en Hollywood durante la década del 2000, Austin Majors, falleció el pasado mes de febrero por una sobredosis de fentanilo. El actor no estaba pasando por su mejor momento, pues estaba viviendo en un refugio para personas sin hogar en Los Ángeles.
Austin Majors, fue conocido mundialmente por su papel en la exitosa serie NYPD Blue. De acuerdo a lo reseñado por medios especializados en el entretenimiento.
La noche del 11 de febrero, los servicios de emergencia acudieron a una llamada recibida por parte del recinto de seguridad del recinto. Esto, tras no obtener respuesta del actor cuando acudieron a comprobar que se encontraba bien, optaron por alertar a la policía.
Sin embargo, se encontró su cuerpo sin vida. Meses después, se confirman las peores sospechas. El intérprete falleció a causa de una sobredosis de fentanilo.
De acuerdo a lo informado por el portal TMZ, la trágica sobredosis se produjo cuando el actor se encontraba una residencia temporal mientras trataba de enderezar y reencauzar su vida de nuevo.
Sin embargo, la autopsia y el informe policial revelan que Austin Majors no habría podido superar su adicción a las drogas. Las autoridades encontrando parafernalia relacionada con el consumo de drogas y varios vasos para beber alcohol en la escena de su muerte.
Mientras que los resultados de la autopsia, que fueron compartidos con el público hace un mes, revelaron que el actor había fallecido de una sobredosis de fentanilo, una de las drogas más peligrosas y que más muertes están causando en los últimos tiempos.
El fentanilo, un opiáceo sintético parecido a la morfina -aunque algo más potente- desarrollado hace más de medio siglo, comenzó siendo utilizada con fines quirúrgicos, pero ha dado el salto a las calles, provocando toda una crisis de salud pública en países como Estados Unidos. Actualmente, se comercializa ilegalmente en pastillas, polvo y en forma líquida dentro de goteros.
La droga se distribuye directamente por el torrente sanguíneo y alcanza el sistema nervioso central para bloquear los receptores del dolor, provocando una sensación de bienestar y euforia. En caso de sobredosis -que se encuentra en su mayoría cuando se vende en las calles, ya que se combina con otras drogas-, resulta letal, produciendo una somnolencia, una depresión respiratoria, un paro cardiaco y, finalmente, la muerte.
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