Los pandas Mei Xiang, de 25 años; su esposo, Tian Tian, de 26 y su cachorro, Xiao Qi Ji, de 3, salieron de su hogar en el Parque Zoológico Nacional Smithsonian. Ubicado en Washington, Estados Unidos, para tomar un vuelo alrededor del mundo.
Y se dirigen específicamente viajarán a Chengdu, en China, finalizando así una historia de colaboración de casi 50 años, de acuerdo a BBC Mundo.
La familia de osos pandas gigantes, que vivían en el zoológico desde el año 2000 como parte de una asociación de investigación, conservación y reproducción que reflejaba la cooperación entre los dos países, tuvieron que volver a China. Esto, después de que el país asiático decidiera no renovar el contrato bajo el que los animales se encontraban en Estados Unidos.
Los expertos dicen que es un reflejo de lo que muchos llaman la “diplomacia panda”. Una estrategia a través de la cual China envía especímenes de su animal nacional para reflejar los lazos de “amistad y cooperación”.
«La diplomacia panda se utilizó de manera muy eficaz para hacer que China pareciera no sólo más amigable. También más familiar para la gente. Para, en cierto modo, permitir que China reingresara a la sociedad global», cuenta la experta en política china Mary Gallagher, profesora de la Universidad de Michigan, a la BBC.
Pero agrega que con el creciente poder de China, ahora la “diplomacia panda” se usa como “instrumento de influencia”.
En 1972, el primer ministro chino Zhou Enlai le prometió a la primera dama de EEUU, Pat Nixon, que le enviaría una pareja de osos panda gigantes a la ciudad de Washington.
El viaje del presidente Richard Nixon a China representaba un nuevo inicio en las relaciones extremadamente limitadas que ambas naciones habían tenido en los últimos 20 años. Desde la fundación de la República Popular China en 1949, bajo el mando del Partido Comunista y su líder Mao Zedong.
De acuerdo a informes de la época, en uno de los eventos de la agenda oficial, la primera dama estadounidense Pat Nixon estaba sentada junto a Zhou Enlai. Entonces hizo un comentario sobre lo «tiernos» que eran los pandas que había visto en un viaje al Zoológico de Pekín.
La respuesta llegó unos meses más tarde, en abril de ese año. La Casa Blanca presentó a Hsing-Hsing (macho) y Ling-Ling (hembra), como «un regalo del pueblo de la República Popular China al pueblo de EEUU» y los recibió con una gran fiesta en la capital estadounidense.
Para ese entonces, la llamada «diplomacia panda», la estrategia de China de regalar osos a otros países como forma de profundizar las relaciones, ya tenía cientos de años de tradición.
El gobierno estadounidense ya había recibido un par de cachorros décadas atrás, en 1941, como agradecimiento por el apoyo estadounidense para repeler la invasión japonesa durante la Segunda Guerra Sino-Japonesa.
Pero Hsing-Hsing y Ling-Ling eran los primeros pandas que la China comunista le regalaba a EEUU. Después de décadas de tensión y aislamiento, y marcaban el inicio de una nueva fase en las relaciones bilaterales.
Los pandas fueron enviados al Zoológico Nacional Smithsoniano, ubicado en Washington, que había ganado el derecho a acogerlos en un concurso entre instituciones de todo el país.
En los más de 50 años transcurridos desde entonces, los numerosos pandas del zoológico han sido no sólo la atracción principal sino también un símbolo de los vínculos entre EEUU y China.
Los pandas gigantes son considerados un símbolo de China y un tesoro nacional.
Informes históricos sugieren que la estrategia de ofrecer estos animales a otros gobiernos para fortalecer los vínculos se remonta al menos al siglo VII, cuando la emperatriz china Wu Zetian (624 a 705), de la dinastía Tang, envió un par de osos a Japón.
Después de la Revolución china, la práctica ganó popularidad. Inicialmente, se entregaron a países como Corea del Norte y la Unión Soviética, pero a partir de la década de 1970 la gama de destinatarios se amplió para incluir a gobiernos capitalistas, como EE.UU. y Reino Unido.
A lo largo de los años, la “diplomacia panda” ha ayudado a China a promover vínculos políticos y económicos con decenas de gobiernos, mejorar su imagen y proyectar un “poder blando”, entendido como la capacidad de influir en otros países no a través de la coerción, sino a través de otros aspectos culturales y diplomáticos.
Los pandas también han ayudado a menudo al país a promover asociaciones comerciales.
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